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La gran generación de sentes se dio a la perdición de ahogarse en un afásico mar de lenguas. Se ha creado la esclavitud de las formas, en imágenes que se han estado dibujando, en dicheras de otros, en palabras perversas, ni más suyas que nuestras.

Pero eso no era voz, ni figura, sino un fenómeno acústico visual que parecía generarse de los siluetosos orbetanes recién manifestados. No sabíamos si ellos aparecían o nosotros desaparecíamos de entre nosotros.

Y de nuevo se originó el fenómeno sensorial:

-Bajo el consentimiento permitido por el declive de sus conciencias, desde el primer verbo expulsado inocentemente sin boca propia, se ataron ustedes a la marca de la bestia racional. Nadie emitió el misterio del sonido y ya ustedes habían tejido el habla de entre la nada y lo posible.

De pronto, los orbetanes se trasformaron en múltiples formas jugando en el espectro visual de nuestro presentimiento lúcido. Lenguas chocaban unas con otras mientras retorcían sus músculos como brazos de pulpos marinos. Así estuvieron varios ciclos, hasta que desaparecieron y reaparecieron en una aglomeración de letras armando de nuevo el mensaje, esta vez como fenómeno audiovisual, con sonido muy activo.

-Desnudar la mente, verla encuerada y, con el advenimiento de la realidad virtual, desafiar la distorsionada acumulación del sintaxis ancestral. Es la lengua perversa que sostiene el idioma del exterior como angustia de un espíritu sin habla propia. Esta esfera ha quedado muda desde el renacimiento del logo, abriéndose camino, reclamando de dimensión en dimensión el discernimiento de las almas en existencia. No abandonarse ante este asombro, permanecer en quietud en el enfoque divinito.

Fue una especie de petición astral y nos perdimos no sé a dónde, en qué y por qué. Después de volver a ser, surgieron las preguntas sin respuestas porque estos orbes parecían entidades de intención sintáctica, como construidos de lenguaje y de materia. Aparecían como en un continuo proceso de transformación semántica, en plena metamorfosis. Emitían sonidos análogos, sonidos musicales de lenguajes desconocidos, nunca jamás escuchados, que se convertían en visualización por medio de una estructura de sintaxis visible en el espacio tridimensional.

Después, las entidades usaron sus voces para crear objetos materiales con el aire, el fuego y otros elementos. Lo hicieron también por medio del cuerpo y de otras formas enigmáticas, gestando todo tipo de objetos inimaginables, imposibles de describir. Ofrecían el espectáculo a el observador, como para generar curiosidad y reacción. Explicarlo más detalladamente sería como buscar destruir los estados racionales del intelecto animal, lo que causaría el colapso de cualquier realidad en turno.

Nosotros, al querer escuchar sonido, sentimos como una división cortante en los oídos, justamente en cuanto entramos en ese espacio hiperdimensional. Fue un asombroso y rápido giro de acontecimientos: nos sentimos empujados a través de las membranas cerebrales, y nos estalló la mente de un zas, dejando lo imaginado y entrando a lo nulo de una muda existencia eterna. Estuvimos burlándonos a estar en un espacio inhabitado, en quietud por más de diez eras, hasta que sufrimos el escape y terminamos rodeados por las tropas hiperespaciales de los mundos de apartado. Fueron éstas las que vinieron a nuestro encuentro colándose por el portal de Akanot y fuimos otros, nunca los mismos.

Sacado de: "Amaranta Bisanel" ©Jasp Galanier